ea...

desde hace una temporada el plan perfecto para un fin de semana ya no es salir por la noche (aclaración: "bueno un poco sí, pero lo típico de -nos tomamos una copa en una terracita-"), ni los locales abarrotados con sus filas interminables, ni los tacones, ni ponerme rimel, ni aguantar al borracho de turno de las 3:00 am, ni esperar un taxi para volver a casa con la misma ilusión que espero que me toque la lotería de Navidad, ni la resaca del día siguiente … ahora me apetece que los fines de semana sean así

y así

 

irme de merienda al campo, como hacíamos de pequeños

o esto,

y sobre todo esto

me preocuparé si un domingo me despierto pensando que el plan perfecto para ese día es pasarlo en el club de la ruta de las iglesias románicas o jugando al cinquillo y bebiendo anís..